Crea más en tu vida: Un viaje hacia el Presente!
Un día te despiertas y te das cuenta de que has estado en piloto automático.
Pero, dónde quedó ese momento de conexión contigo mismo, ese instante en el que te miras al espejo y te dices: "
A veces nos alejamos tanto de lo esencial, de lo simple, que ni nos damos cuenta.
Indudablemente necesitamos de un cambio y no hablo de cosas grandiosas como cambiar de país, dejar el trabajo o reinventarse (aunque, si lo haces, cuéntame).
Hablo de los pequeños momentos donde puedes crear más espacio, más aire, más vida.
Te lo cuento desde la experiencia: he pasado días sintiéndome una máquina sin alma, solo para darme cuenta de que olvidé lo básico.
Comencé a realizar algunos cambios, otros ya lo estaba practicando y quiero compartirlos contigo
Aquí te dejo mi mapa sencillo para volver al centro, ese que siempre se nos olvida:
Medita
Te sientas en un cojín, cierras los ojos y… ¡puf!
El sentarte a meditar es como esa pausa en la que te das cuenta de que tu mente ha estado más ocupada que un niño en una tienda de dulces.
Solo siéntate he intentalo, no importa cuanta veces te distraigas
Para desarrollar fuerza de voluntad
Haz ejercicio
Ahora, hablemos del ejercicio.
Ese momento en el que te miras al espejo y te dices: "Hoy es el día". Pero, claro, el sofá te mira con esos ojos de "¿por qué no te quedas aquí un rato más?" Hacer ejercicio no solo es una forma de fortalecer tu cuerpo, sino también tu fuerza de voluntad. Cada vez que decides levantarte y moverte, estás diciendo "sí" a ti mismo y "no" a la pereza. Y, al final del día, esos pequeños triunfos se suman, como las monedas en una alcancía.
Recuerdas la última vez que te prometiste ir al gimnasio y luego decidiste quedarte en casa viendo tu serie favorita?
¡Esa batalla interna es épica!
Pero, aquí está la magia: hacer ejercicio no solo es bueno para el cuerpo, sino que es como agregar una bodega de fuerza de voluntad a tu personalidad.
Cada vez que deslizar tu tapete de yoga, levantas pesas o decides salir a correr aunque el sofá te esté llamando, es un pequeño grito de victoria que te motiva a enfrentar los retos de la vida con más determinación, estás diciendo "sí" a ti mismo y "no" a la pereza.
Y, al final del día, esos pequeños triunfos se suman, como las monedas en una alcancía.
Si eliges moverte, fortaleces ese músculo invisible que te dice “sí puedo” cuando todo grita “¡me rindo!”.
Para desahogarte
Escribe
La respuesta a mi deseo de desahogarme ha sido siempre la escritura, aunque a veces me siento como el gato que camina sobre el teclado.
Y es que, hay alguna otra forma de sacarnos las inquietudes sin convertirnos en un volcán en erupción? Escribir no solo es desahogarse, es como tener una charla profunda contigo mismo sin necesidad de que te miren raro en el café.
Escribir es como abrir la ventana de tu mente y dejar que entre un poco de aire fresco.
No importa si es un diario, un poema o un simple mensaje de texto a tu mejor amigo. Lo importante es que te desahogas y, de paso, te ríes de las situaciones que antes parecían ser el fin del mundo.
Si tu diario parece un drama adolescente (spoiler: todos lo parecen). Ps si! es una forma de sacar lo que duele, lo que da vueltas en la cabeza y no te deja en paz. Aunque nadie lo lea, tú te aligeras.Considéralo un amigo invisible que siempre te escucha, así que suelta ese peso y deja que las palabras fluyan.
Para equilibrarte
Respira
Nadie lo diría, pero a veces olvido que tengo pulmones.
Puede sonar gracioso, pero en el día a día, el estrés y las responsabilidades llegan a robarnos algo tan sencillo como un buen respiro.
Sí, obvio, pero cuando te das cuenta de que llevas horas apretando la mandíbula y respirando cortito como un conejito nervioso… parar y hacer tres respiraciones largas puede cambiar tu día entero
Tomarte un momento para inhalar y exhalar puede ser tan efectivo como un café bien cargado en la mañana.
La respiración consciente te ayuda a volver al presente, a equilibrarte y a recordar que, aunque la vida a veces parezca un torbellino, siempre puedes encontrar tu centro.
En mis redes sociales encontrarás una series de respiraciones (pranayamas) que pueden ayudarte
Para bajar el cortisol
Convive
Nunca subestimes el poder de una buena conversación y una risa compartida. La ciencia dice que estar con amigos baja el cortisol, la hormona del estrés.
Así que, organiza esa cena, llama a tus amigos y ríete de alguna anécdota embarazosa del pasado (todos tenemos una, promételo). es la mejor opción.
Deja que las carcajadas fluyan porque, después de todo, reírse es el remedio más efectivo para reducir el estrés.
Y no, no me refiero a reuniones forzadas ni a responder 60 mensajes de WhatsApp. hablo de estar con alguien querido, reírte hasta que te duela la panza, contar historias tontas, abrazar a un amigo.
Para disfrutar más la vida
Acepta
Y finalmente, la aceptación. Esto puede parecer un concepto elevadísimo, pero en realidad, se reduce a soltar.
A veces, te aferras tanto a las expectativas que deformas tu propia felicidad. Si la vida no tiene un guion que seguir, por qué no hacer un improvisado?
Aceptar que las cosas no siempre salen como las planeas te va a liberar y te permitirá disfrutar de esos momentos inesperados que no sólo nos hacen sonreír, sino que a menudo generan las historias que recordamos con nostalgia.
Aceptar lo que no puedes cambiar es como quitarte un peso de encima. aprender a aceptar las cosas tal como son te permite disfrutar más del viaje, incluso si hay baches en el camino.
Después de todo, cada experiencia, buena o mala, es una lección que te acerca más a la persona que quieres ser.
Así que, querido lector, la próxima vez que sientas que te alejas del presente, recuerda que siempre puedes crear más en tu vida.
La meditación, el ejercicio, la escritura, la respiración, la convivencia y la aceptación son herramientas que te ayudarán a reconectar contigo mismo y a disfrutar de cada momento.
Porque, al final del día, la vida es un viaje, y tú eres el conductor.
Así que acelera y disfruta del paseo!
Así que aquí estás, al final de nuestro pequeño viaje.
Recuerda, mientras te mueves por este mundo agitado, hay pequeños momentos de creación y autoconocimiento esperando a ser descubiertos.
Toma aire, ríe a carcajadas y acepta que, a veces, lo imperfecto es lo más perfecto. Después de todo, en esta obra de arte que llamamos vida, tú eres el artista.
Aceptar no es rendirse. Es decir: Esto es lo que hay, qué hago con esto?
✨ Reflexión final:
No tienes que hacer todo perfecto ni todo al mismo tiempo.
Porque al final, como decía un sabio desconocido (probablemente tu abuela):
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